Número 22. Enero de 2008

Años felices en el TEU de Oviedo

Pedro Civera

Desde 1961 a 1963, Teatro Español Universitario (TEU), Oviedo, Cursos comunes de Filosofía y Letras, años felices… muy felices.

Siempre he dicho que Oviedo es la ciudad de mis amores, no correspondidos, sólo de ida. Cuando llegué desde Mieres para empezar 1º de carrera, ya conocía Madrid, Barcelona y París, es decir: había salido de Mieres y tenía una visión más amplia de lo habitual en aquellos años. ¿Qué me fascinó de Oviedo? Sin duda, la vida universitaria, el ambiente culto, la inquietud intelectual, la curiosidad por aprender y la protesta vital ante aquel mundo estrecho y pacato que vendía la España oficial.

En Mieres había trabajado en funciones variadas y en 1960 Chus Quirós dirigió un texto de otro mierense, Paulino Posada, se titulaba Diálogo en las nubes y yo era uno de los protagonistas, la función se estrenó en el Capitol de Mieres y se representó también en Oviedo y Pola de Lena. Esto, facilitó mi entrada en el TEU. Nada más llegar topé con gente maravillosa a la que sigo queriendo: Linos Fidalgo, Carlos Álvarez, Juanjo Otegui (a punto de irse a Madrid), Carmen Manzanal, Luis Fernando Amor, Mariano Antolín, Pepe Avello, Pepe Aspiroz, Gonzalo Pizarro y otros amigos como Armando Pedrosa, Fernando Corujedo o Luis Noriega. En el grupo había pintores, gente que cosía y gente que tocaba la guitarra. Todos hacíamos de todo, sin sentimientos de género. En esto, como en casi todo, éramos muy avanzados. Trabajábamos con tal escasez de medios, que para una escena de El Tintero "evadimos" un banco del parque de San Francisco y lo llevamos hasta el escenario de El Principado. Naturalmente, lo devolvimos después de la función. La música se grababa en Radio Asturias, donde trabajaba Linos Fidalgo, que me presentó a gente tan estupenda como Emilio Tamargo o Menchu del Valle, una de las criaturas más singulares, inteligentes y positivas que he conocido. Las funciones con el TEU del distrito, que englobaba a todas las facultades, se estrenaban en Perlora, en un salón de actos de la Residencia, donde daban cursillos sindicales de "no sé qué". Después se debutaba en Oviedo, en El Principado, y si había suerte íbamos al Ateneo de Gijón y al Pombo de Mieres.

En el TEU de la facultad, se estrenaba donde se podía: el salón de actos de la Caja de Ahorros (recuerdo que una vez nos cargamos la pata de un piano de cola por intentar moverlo), en los colegios mayores y ¡juraría! que hasta en el paraninfo.

En esos años intervine en Los inocentes de la Moncloa de José María Rodríguez Méndez, El Tintero de Carlos Muñiz, Historias para ser contadas de Oswaldo Dragún, El acuerdo y La Condena de Lúculo de Bertolt Brecht, El cartero del Rey de Rabindranath Tagore, La lección de Ionesco, es decir, casi todo lo que publicaba "Primer Acto", báculo de la progresía por aquellos años.

Lo hermoso es que en aquel Oviedo, la Universidad contaba, se notaba, se hablaba de lo que hacíamos para bien y para mal (recuerdo un diario local que nos llamaba "los del pañuelín" por el fular y "los de la angustia vital" por nuestra afición al negro). En aquel Oviedo la opinión de intelectuales de la talla de Emilio Alarcos o Gustavo Bueno, pesaba.

Entre todos dábamos forma a una revista radiofónica que se emitía los domingos por la noche, titulada "Fenestra Universitaria". En la primavera del ‘63, unos "chicos", o no tanto, de Falange al grito de "Somos los del ‘36 y los del ‘63" entraron en la emisora, se llevaron las cintas y se cargaron el programa. Naturalmente, no pasó nada.

Meses después fui a Huelva con la Segunda Campaña Nacional de Alfabetización que organizaba el SUT (Servicio Universitario de Trabajo). En septiembre me vine a Madrid para estudiar 3º de carrera.

Han pasado tantos años… y aún recuerdo nítidamente caras, situaciones, lugares, olores y sabores de aquel Oviedo. Adoro esa ciudad y llevo esos recuerdos en lo más profundo del alma para siempre.

Con amor, Pedro Civera.

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