Conversación con Pablo Messiez
Adolfo Simón
Cuando me encuentro con Pablo Messiez le propongo una conversación en vez de una entrevista, le parece bien y le pido que sitúe al lector en su trayectoria hasta el día de hoy. Al principio, el planteado diálogo termina convirtiéndose en un monólogo que fui interrumpiendo de vez en cuando… Un viaje por el antes, el ahora y el después…
Pablo: Mi trayectoria ha sido como actor, es lo que me considero aunque haga más de un año que no actúe… Empecé muy joven a estudiar teatro, a los doce años y a los dieciocho hice mi primer trabajo profesional, dirigido por Leonor Manso que precisamente está ahora con el espectáculo El cordero de ojos azules en Madrid… Desde entonces no he parado. He focalizado mi trabajo en la escena alternativa y el teatro oficial. Pero cuando disfruté realmente fue cuando empecé a trabajar con Daniel Veronese con quien hicimos la versión de Tres hermanas que trajimos a Madrid. Con él descubrí una manera de hacer teatro que me resulta muy afín, sobre todo en cómo plantea los ensayos… espacios de mucha contención y donde la frontera entre la reunión de amigos y el ensayo es muy fina, sin darte cuenta estás ensayando, estás tomando mate cuando de repente estás metido en la escena… Pensé que ésta era la forma en que me gustaría trabajar. Hay que tener en cuenta que uno hace esto porque le gusta y que el espacio de trabajo, en el que pasas mucho tiempo, a veces se convierte en un espacio de sufrimiento y no hay que olvidar que estás ahí porque quieres, para no convertir el lugar de tu deseo en un espacio oscuro. Justo en ese tiempo estaba buscando un texto para trabajar como actor autogestionado y apareció Frankie y la boda de Carson Mccullers y ahí encontré tres personajes que me interesaban, estaban en la cocina y quise hacer algo con ellos. Pero no me veía actuando así que probé a dirigir y estrené Antes que era la versión original de Ahora. Fue muy bien y me animé a seguir dirigiendo…
Adolfo: Hiciste previamente una tarea dramatúrgica, ¿no?…
Pablo: Sí, sí, mucha, de la novela no quedó casi nada, como ahora con Marianela en Los Ojos.
Adolfo: No sólo te animaste a dirigir…
Pablo: También a escribir… Fue la primera vez… parecido a como me ocurrió con Veronese, casi sin darme cuenta… estaba escribiendo… Me encanta leer y la ficción permite disparadores para el trabajo… como todavía no me considero escritor ni dramaturgo, necesito lugares donde apoyarme. Marianela fue un buen bastón. Volviendo a lo de Antes, fue una experiencia muy grata… estuvimos haciéndola dos años y nos hizo muy felices. Después me enamoré de un español y me vine para España…
Adolfo: Qué malo es el amor.
Pablo: Ya te digo, éste te aseguro que sí. En realidad fue bueno porque se dieron una serie de cambios importantes… Llegué aquí y me sentí fuera del lugar donde había estado cómodo, con mis amigos, mi carrera, mi familia…
Adolfo: ¿Te sentiste desarraigado?
Pablo: Más bien desubicado… En un lugar donde me preguntaba…
Adolfo: ¿Qué hago aquí?…
Pablo: ¿Para qué hice todo esto? Desmonté mi vida allí y tenía que encontrarle un sentido al viaje… Había dejado de lado mi producción creativa y pensé que tenía que hacer de nuevo teatro… y me puse a ensayar Muda… a la argentina, porque no tenía nada… Conocí a Fernanda Orazi que estaba programando en la Sala Pradillo y me convocó para ver si tenía algún proyecto como director para hacer en Madrid. Le dije que sí porque había empezado a escribir una obra a partir de una idea de la novela El corazón es un cazador solitario también de Mccullers. En ella hay un personaje que está mudo y todo el mundo va a hablarle a él, haciendo una función como de analista… éste no es el tema de la novela pero me parecía muy interesante. Y aunque la obra la había escrito para actores argentinos pensé que se podía adaptar y pensé que Fernanda podría ser perfecta para uno de los personajes, para Flor, pues ya la había visto trabajar en Argentina en la Compañía de Ciro Zorzoli. Fernanda me habló de Marianela Pensado, que es otra actriz de su antigua compañía, a ellas se sumó Óscar Velado a quién había conocido aquí y nos pusimos a ensayar… Hablé con Pradillo para comentarles que no necesitaba más que unos muebles y un espacio para ensayar, que si nos lo facilitaban podíamos figurar como co-productores y así lo hicimos. Ensayamos, estrenamos y de repente… fue muy bien. Tuvimos claro en ese momento que íbamos a hacer más cosas. Entonces nos vio Mora Apreda del Fernán Gómez que estaba a punto de reabrir la sala II y me convocaron para ver si quería montar un evento para dos o tres días para dar a conocer el lugar a los profesionales. Les dije que no porque no me gustan esos eventos y no me salen bien, pero les di la ocasión de montar un espectáculo que saldría muy barato… Les hablé de tres propuestas, un Koltés que me gustaría interpretar en algún momento, Los ojos que estaba muy verde y una versión española de Antes que ya había dirigido en Buenos Aires, como ésta ya la conocía hice más hincapié en ella, porque me dan vértigo los tiempos que se emplean aquí para realizar los proyectos; ahora ya estoy más acostumbrado y veo que si en cuarenta y cinco días se dedican muchas horas a ensayar se puede llegar a un buen resultado, pero yo soy lento, necesito otros tiempos. Hicimos Ahora, que por suerte también fue muy bien y me propusieron producir el nuevo y ya les hablé de Los ojos… y aquí estamos.
Adolfo: ¿Qué diferencia hay entre Antes y Ahora?…
Pablo: Muchísimas… bueno, no tantas… Hay un trabajo distinto al poder abordar una producción así. Siempre he trabajado con autogestión y con apoyos mínimos, que limitan la imaginación. Bueno, no la limitan, te obliga a trabajar en determinados espacios y con limitadas posibilidades que también a veces acrecientan la imaginación generando resultados que tal vez no conseguirías si tuvieses medios… Aunque tener producción me permite contar con materiales como la tierra, en esta obra que en Argentina no lo hubiera podido hacer a solas porque es carísimo. No obstante, lo importante es tener “grupo”, necesito trabajar con un “grupo”, trabajar con gente con la que me entienda, usando un mismo idioma… Y el viajar, cambiar desde el lugar de origen… En Los ojos digo eso de la herida y la cicatriz pero eso lo dice el personaje de Natalia que es muy melodramática… Una vez que te vas, hay algo en el cuerpo que se abre y no sé si a todo el mundo pero a mí me genera una sensación de extrema libertad… Todo está por hacerse… Normalmente se va creando en uno el ser que esperan los otros y aquí, al conocerme menos, me puedo permitir… tengo que darme a conocer… y es un vértigo lindo…
Adolfo: ¿Vértigo lindo?…
Pablo: Sí…
Adolfo: ¿Podría ser terrible?…
Pablo: Bueno, soy bastante optimista… tiendo a pensar las cosas del lado más luminoso porque si no… me muero…
Adolfo: También porque te rodeas de gente con la que te sientes de algún modo protegido…
Pablo: Sin duda, lo vivo como necesidad… me da seguridad…
Adolfo: ¿Crees que aquí hubieras tenido ocasión de mantener ese núcleo inicial de Muda si no se hubieran dado esa suerte de casualidades…
Pablo: No, eso no… pero para mí lo principal tiene que ver con la necesidad de reunirse, en Argentina así fue… y con Veronese, allí uno se junta con gente si quiere hacer una obra y la hace… se busca una casa, se ensaya y… creo que ahora esa fórmula se va a realizar mucho aquí…
Adolfo: A la fuerza…
Pablo: Pero creo que va a ser bueno… Me parecen tremendos los recortes y creo que es fundamental el apoyo a la cultura, pero me parece que esta coyuntura obligará a que la gente que quiera hacer cosas las haga… Una frase que me encanta, que se dice en Historias de Nueva York, es cuando la modelo le dice al genial pintor… “No sé si soy buena, no sé si debo seguir en esto”… y él le responde… “Si puedes dejarlo, déjalo…”. Es fantástico para definir este trabajo, se hace porque se necesita, así que si te falta dinero para la producción no vas a dejar de hacerlo. Aunque cuando empieza a funcionar el trabajo, hay que buscar cómo conseguir apoyos para realizarlo en mejores condiciones. Allí costaba porque existe esa idea romántica de hacer el trabajo casi por amor al arte… Aquí aprendí a valorar el trabajo como trabajo… Si hay que pagar una silla, también hay que pagar al actor…
Adolfo: ¿Tienes la sensación de que aquí si no hay dinero no se empieza a trabajar?…
Pablo: No me ha pasado pero lo percibo… Javier Naval, el diseñador y fotógrafo está encantado y quiere participar en todos nuestros proyectos… y seguro que lo querría hacer gratis pero hay que pagar el trabajo realizado… Creo que se puede encontrar gente que colabore más de una vez… Lo importante es saber con qué se cuenta… y aceptarlo. Siempre trabajé en paralelo en la gestión, tanto en Buenos Aires como aquí y eso me hizo tener los pies en la tierra… A veces parece que los creadores tienen otros dolores que no tiene el resto de la humanidad y te dan ganas de decirle que se busque un productor que le resuelva los problemas…
Adolfo: Has trabajado con actores argentinos y españoles… ¿Has notado algún tipo de diferencia?…
Pablo: Necesito que haya un acuerdo en relación a lo que nos gusta… Aquí siento una cierta solemnidad… Todos nos descubrimos en el proceso de Los ojos que fue muy largo… en los resultados del proceso íbamos hacia el mismo lado pero había que encontrar el lugar común… Soy muy… Crear es lo más importante que te pasa en la vida, pero que no te quite el sueño… es igual de necesario lo que hace el panadero. No tienes que prepararte tres horas para entrar a escena… Bueno, haz lo que necesites… Hay tanto juicio y tanta idea de lo que debe ser un actor o hacer antes de interpretar que al final corres el riesgo de que se te olvide lo que estás haciendo ahí. Aquí lo que encontré es una idea del actor muy seria.
Adolfo: Todo muy medido…
Pablo: Si, pero veo mucha pasión, cuando hay algún encuentro público veo caras muy interesadas… Nos preguntan cómo se hace… Pues se hace. No me gusta tampoco mitificar sobre el teatro argentino, también se hacen allí cosas horribles… y para empezar de lo que hablamos es de lo que se hace en Buenos Aires porque no sé lo que se hace en otras regiones de Argentina. Es sano desmitificar el espacio de la creación, cuando llega la hora de trabajar… a trabajar.
Adolfo: ¿Hay un tema que vertebre tu teatro?…
Pablo: La comunicación… y la dificultad final de que se dé, que es imposible… sólo nos queda la posibilidad de intentarlo poniéndote en el lugar del otro. Es fascinante conocer al otro y la experiencia de conocer algo profundo aunque haya una voz detrás que te dice que es imposible. Sólo puedo escribir sobre cosas que conozco.